Necesaria la colaboración entre policías
Tras La Verdad, por Héctor Parra Rodríguez
Martes 12 de noviembre de 2024
Si bien cada agrupación policial tiene su competencia basada en la Constitución y leyes secundarias; esto es, la municipal, la estatal y la federal, lo cierto que de manera forzosa requieren para un mejor resultado, la colaboración entre ellas.
A la población en general no le importa eso de las competencias, salvo cuando se ve afectado su ámbito jurídico. Un claro ejemplo es lo que sucede con el Poder Judicial de la Federación, a la generalidad no le importa que se destruya su estructura, no les afecta en su esfera personal.
Pero, la inseguridad que vivimos desde hace años en cualquier parte del país, sí es de interés general, aunque la mayoría de las veces no nos afecte directamente.
La simple información mediática de los constantes homicidios generados por la delincuencia organizada, nos pone sobre alerta y nos preocupa. A tomar las medidas de protección y de seguridad personal, sobre todo los padres que tienen hijas e hijos que salen a trabajar, a la escuela o a divertirse. Alerta constante.
Si bien es competencia de la federación conocer de los delitos de alto impacto y la persecución de los grupos delincuenciales organizados para someterlos al imperio de la ley; también es cierto que las policías municipales y estatales deben compartir información institucional que permita actuar de forma oportuna, no solo como reacción; no, sino como prevención para evitar la comisión de actos delictivos. No es una ciencia imposible de poner en práctica. Salvo que exista desconfianza.
Sin embargo, a pesar de la creciente ola delincuencia el gobierno de López Obrador, apretó el cinturón presupuestal a municipios y estados en el ámbito de la seguridad pública. Menos dinero para capacitación, para mejorar sueldos, comprar pertrechos, más cámaras de vigilancia, más policías y bienes que son utilizados para fortalecer la seguridad pública.
Esa falta de sensibilidad e irresponsabilidad del gobierno federal hizo crecer a la delincuencia organizada, se disminuyó la seguridad pública en la misma proporción ¿Acaso fue contubernio? Muchos aseguran que se alentó intencionalmente a la delincuencia, de ahí que ampliaron sus territorios y se reparten el botín los carteles. Lo evidente no requiere de pruebas ni demostraciones.
El gobierno de Claudia Sheinbaum es la continuidad de la administración de López Obrador. De ahí que no haya pretexto alguno para justificarse en que, apenas se dotará a la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, de más y nuevas atribuciones, como las de investigación y persecución para dar mejores resultados.
Pero, resulta que siguen siendo los mismos ineficientes funcionarios; la prueba es contundente e irrefutable, quien era la Secretaria de Seguridad ahora es Secretaria de Gobernación y la Guardia Nacional continúa bajo el mismo mando de la Secretaría de la Defensa Nacional, ahora con el acrónimo de “Defensa”.
En la Fiscalía GR continúa el inepto y corrupto -la incompetencia es corrupción- de Alejandro Gertz Manero, quien se caracteriza por ejercer acción penal en contra de los enemigos políticos y no en contra de grandes delincuentes. Que decir de Pablo Gómez, jefe de la UIF; quien, en lugar de perseguir el dinero de los capos, se dedica a perseguir a cualquier ciudadano o empresario para quitarles el dinero por no pagar impuestos.
Si son los mismos, se esperan los mismos resultados; AMLO amarró las manos a Sheinbaum, le heredó lo peor de sus funcionarios.
Después de la terrible masacre en el restaurante “Los Cantaritos”, en Querétaro, en donde perdieron la vida 10 persona e hirieron a 13; al día siguiente se suscitó lo mismo en Cuautitlán Izcalli, Estado de México, en el bar Bling Bling; mataron a 6 personas e hirieron a 5 más. Este violento evento no generó mayor información mediática, a diferencia de Querétaro, lugar considerado como uno de los más seguros; muy distinto al Estado de México, en donde se suscitan más actos de violencia.
Las mismas declaraciones de las autoridades federales y locales, se investigará y castigará a los responsables; los 3 niveles de gobierno en colaboración.
En síntesis, para la delincuencia organizada no hay fronteras ni tiempos de gobierno, continúan buscando ampliar su territorio de influencia delincuencial.
La disputa entre grupos delincuenciales es evidente y buscan eliminarse o, al menos, delimitar su s territorios. El problema y muy serio, que esos grupos actúan con severa violencia que las autoridades federales no han podido o querido reducir su poder de influencia y destrucción.
Cabecillas -como sucedió en Querétaro- se jactan del poder económico y de influencia, se mueven entre la población como cualquiera de ellos, contratan personal públicamente en redes sociales sin pudor, es ahí cuando muchos inocentes quedan atrapados ¿Y la policía cibernética o la policía de inteligencia? Aquellos siempre van unos pasos al frente.
Las autoridades locales en Querétaro, por muchos años, han brindado relativa seguridad que permite a los queretanos y a todos aquellos que buscan seguridad y paz, ser uno de los Estados más atractivos. Pero, lo sucedido en los últimos días debe ponerlos sobre alerta, demasiados homicidios en poco tiempo. Que una célula, que otra célula delictiva ya operan en el estado, ello es inocultable. La gente lo que quiere es seguridad y la autoridad está obligada a darla.
A la salida de Alejandro Echeverría de la Fiscalía del Estado, pareciera coincidencia, pero la violencia aumentó. Aquel tenía muchos años en el medio, sabía demasiadas cosas de queretanos importantes, tanto de los buenos como de los malos ¿Acaso soltó las amarras de la investigación y datos que acumuló por cerca de 30 años en el medio?
Sea lo que sea, las autoridades policiales y administrativas queretanas deben encender las alarmas de alerta y acabar cuanto antes con cualquier foco de posible violencia; investigar todos aquellos negocios sucios, inversiones sospechosas, negocios negros o turbios; excesos de lujos ¿de dónde? Terminar con los lavaderos de dinero, de existir.
Necesaria pues la colaboración eficiente con el gobierno federal, puesto que la buena relación de los 18 gobiernos municipales con el estatal siempre ha existido.
La confianza en la seguridad se debilitó, es urgente recuperarla con hechos.
Querétaro y los queretanos no merecen la suerte de gobiernos como el de Sinaloa, Tamaulipas, Oaxaca, Colima, Morelos o Chiapas, entre otros, en donde la violencia de los grupos delincuenciales es la que gobierna y no las autoridades.
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Tras La Verdad / Por: Héctor Parra Rodríguez
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